Natto, el famoso superalimento japonés, es uno de esos platillos que pueden sorprender a quienes no crecieron comiéndolo. Recordemos que Japón es reconocido en todo el mundo por su comida, que va desde los sabores más tradicionales hasta los más peculiares.
En este sentido, los frijoles fermentados del natto destacan por su textura y aroma característicos, y aunque para algunos pueden parecer extraños al principio, son un verdadero tesoro de la comida saludable japonesa.
Pero, ¿qué es exactamente y por qué se ha convertido en un superalimento japonés tan popular? En este post te voy a compartir curiosidades, beneficios y datos interesantes que quizá hasta te animen a probarlo.

La primera vez que un japonés me ofreció probarlos, me los describió como unos frijoles deliciosos, pero ¡oh, sorpresa! Cuando intenté comerlos, no pude tolerar el olor… y créanme, soy de las personas que le da una oportunidad a todo.
Y aunque muchos extranjeros piensan como yo, también hay quienes son menos quisquillosos y han logrado incorporarlos exitosamente a su dieta diaria.
Pero,¿qué es exactamente?
qué es el natto
El Natto (納豆 – なっとう) son frijoles de soya fermentados. Se elaboran remojando los frijoles en agua, luego se hierven, se añade la bacteria Bacillus subtilis y se dejan fermentar hasta obtener su característico aroma y textura pegajosa.
¿Cómo se comen?
Se puede disfrutar acompañado de mostaza, salsa de soya o ambos. Principalmente, se sirve para complementar platillos como arroz, pescado, sopa de miso, tofu, kimchi, udon y muchos más.
Es tan común en la dieta japonesa que incluso los niños lo llevan al colegio como lunch, ya sea en forma de sushi, onigiri o incluso sándwiches.
¿Qué tienen de malo? ¿por qué muchos evitan comerlo?
La razón principal por la que algunas personas evitan comerlo es por su olor y su consistencia.
Hablando de la consistencia, el natto es muy pegajoso, algo que puede resultar extraño para quienes no están acostumbrados. De hecho, en japonés existe una onomatopeya para describirlo: “nebaneba” (ネバネバ).
En cuanto al olor, los frijoles fermentados pueden ser un verdadero desafío para el sentido del olfato. Algunas personas comentan que huele a queso muy maduro, mientras que otros incluso lo comparan con calcetas sucias.
Respecto al sabor, aquellos que logran ignorar la textura y el aroma, con el tiempo descubren que puede ser delicioso. Muchos japoneses aseguran que, una vez acostumbrados, es casi un manjar y un imprescindible en la dieta diaria.
Bueno y, ¿cómo se comen?
Comer natto es más sencillo de lo que parece.
Los paquetes ya vienen listos para consumir y se pueden encontrar en casi cualquier lugar, incluso en las tiendas de conveniencia en Japón.
Cada paquete incluye pequeños sobres con salsa de soya dulce, llamada “tare”, y mostaza picante. La recomendación es mezclar bien los frijoles con estos condimentos; además, al removerlos se logra una consistencia más uniforme y pegajosa, que es característica de ellos.
Pero, ¿Por qué es un platillo tan popular en Japón?
Japón es conocido por ser uno de los países con mayor esperanza de vida, y en parte esto se debe a alimentos saludables como el natto.
Estos frijoles fermentados son bajos en calorías, lo que los convierte en una excelente opción para quienes buscan cuidar su alimentación. Además, incluir natto en la dieta puede ayudar a reducir la pérdida ósea, mejorar la función hepática y aportar una buena dosis de proteína.
Y eso no es todo: también favorece la digestión, mejora la absorción de nutrientes y contribuye a una piel más saludable. Por todas estas razones, no es de extrañar que el natto sea un superalimento japonés tan valorado.
¿Cuánto cuesta en las tiendas de Japón?
Aunque parezca sorprendente, el natto es un alimento muy económico en Japón.
Por ejemplo, un paquete que contiene tres porciones suele costar alrededor de 100 yen, lo que lo hace accesible para cualquier persona que quiera probar este famoso superalimento japonés
Conclusión
Existen personas que lo aman o lo odian.
Muchos japoneses me han contado que el amor por el natto nace poco a poco. Me animaron a empezar a incluirlo en mi dieta y me dijeron que, con el tiempo, seguramente le tomaría gusto. Confío en que algún día lograré superar el olor y voy a poder comerlo.
Pero ustedes no sean como yo: ¡inténtenlo desde ahora!
Incorporarlo a la dieta es fácil y, según he visto, los japoneses que lo consumen regularmente tienen una excelente condición física, lo que se refleja en su calidad de vida.
¿Ustedes lo han probado? ¿Les llama la atención este singular superalimento japonés?
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